martes, 7 de junio de 2011

Ego S.A

  Res extensa - 60 kg, alma - 21 gr. Inteligencia artificial y paranoica -  no tiene peso. 

    Extremadamente calculadora y fría como los inviernos de Siberia. Mi lema  es “si sabes cómo, puedes” y el pensamiento por antonomasia  “¿y a quién le importa?”. Fuerte instinto de conservación y personalidad camaleónica como atributos.
     Mi espacio onírico está sin construir, en cuanto se acaben los exámenes pondré manos a la obra. Antes de dormir procedo con  mi ritual de reconocimiento metafísico casero, para asegurarme que mi salud mental sigue contagiada por el virus del pesimismo, yo diría que un pesimismo optimista, el vaso está medio vacío pero de champán. Salud es cuando cada día te duele algo distinto. Por ejemplo hoy  siento un dolor agudo en la conciencia, eso que está entre el pensamiento y el entendimiento. Nauseas. Creo que empiezo a entender a Sartre. Necesitaría una limpieza mental, pero aún no han inventado el lugar al cual acudir, la humanidad está demasiado ocupada imprimiendo dinero y conquistando el espacio. ¿No se dan cuenta que los que nacieron para arrastrarse no pueden volar?...

   Nunca salgo de casa sin una máscara, hace demasiada sinceridad en la calle. Encerrada, alienada y siempre con un cartelito de “no molestar”, a pesar de que de mi actitud impulsiva de primero-hago-luego-pienso-y-no-siempre  derive lo contrario, recorro las mismas calles todos los días en busca de algo que sé que no voy a encontrar. ¿Irracional? Naturalmente.

    Ante la maldita pregunta “¿qué tal?” sólo puedo expresar un asombro que roza la inquietud y  siempre respondo igual: BIEN. Mentira. ¿Y a quién le importa? La gente quizá nunca comprenda nada, pero tampoco podrá negarlo. Cuando escucho “pero dime la verdad” enseguida pienso que ahora voy a tener que mentir.  Mentir en nombre de la salvación.

    Mientras los guionistas de mi vida fuman en el pasillo, yo, con el lápiz en una mano y el cigarrillo en la otra, delante de una hoja en blanco, trato de cubrir  con un velo transparente las imperfecciones de mi vida,  que no se vean. ¿Inútil? Tengo mis dudas.  La imaginación tiene límite asique me quedo con la estupidez  que además tiene un cierto encanto del que la ignorancia carece, por lo tanto sólo me queda representar lo que otros ya han visto.

      A pesar de que mis demencias suelen tener nombre, apellidos y ojos oscuros, el pronombre “Tú” brilla por su ausencia, mientras que el eterno “Vosotros” es el culpable de que me muerda las uñas. La gente viaja, se enamora, es feliz  y yo…puedo dibujarles un pato, ¿quieren?  Mi corazón está demasiado ocupado haciendo llegar la sangre al cerebro. Casi que lo prefiero. Aprendí a conformarme con la espontaneidad del momento,  aunque me preocupa un poco que en la posición horizontal el cerebro esté a la misma altura que el resto de los órganos.

     Me asusta el paso de los años, lástima que no podamos parar el tiempo, la industria de relojería no nos lo consentiría. Me muevo dentro de un “feliz” laberinto de incomprensión en el que está prohibido perderse. La ilusión de libertad continuará mientras sea rentable dicha ilusión. Cuando sea muy cara de mantener, bajarán el escenario, cerraran las cortinas y sacarán las sillas, y podé ver el agujero en la pared del teatro.

       Estoy segura de que la vida es demasiado corta como para perder el tiempo sacando el pen drive de forma correcta, cruzando sólo en verde y que la pérdida de las ilusiones es en realidad un beneficio. Creo firmemente en que usando ropa adecuada el papel se representará solo, que el surrealismo  es la forma de arte por excelencia (“El paraguas y la máquina de coser harán el amor en la mesa de disección" … ¿no es maravilloso?) que los mayores errores del mundo se cometen tras la frase  ”créeme, será lo mejor” y los grandes descubrimientos después de “WTF...venga, vamos a intentarlo”. 

      Mis bloqueos mentales son tan frecuentes como ciertos procesos biológicos mensuales, durante unos días y con síntomas similares, un sollozo nihilista es la causa de manifestaciones de desesperación, angustia y  delirio, como este texto, comprensible sólo para mí. Un cadáver exquisito, producto de mis trastornos de personalidad. Parece que hoy es uno de esos días. Si me necesitan estaré en el suelo de mi apartamento con un ataque de ansiedad.

      Filósofa en potencia, una de los pocos que bendice el verbo "pensar" en todas sus conjugaciones, bastante inútil pero a mucha honra. Un Ser Humano más. Yo, yo, yo, definitivamente yo. ¿Y a quién le importa?

1 comentario:

  1. Decir que me gusta muchisimo no hace honor a cuanto me gusta esta reflexion. Es excepcionalmente maravillosa. Hay frases que valen como oro!
    Mis felicitaciones por esto, ojala continues haciendolo.

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