lunes, 20 de junio de 2011

Quién es quién

     Cerró el libro y se quedó mirando al techo. Automáticamente lo dejó en la mesita de noche, encima del informe médico: “trastorno de ideas delirantes persistentes sin especificación…Manía sin síntomas psicóticos…Trastorno no orgánico del ciclo sueño-vigilia…Sonambulismo....”. Bah… qué sabrán ellos, soy normal, no estoy enfermo.
     Las ideas eran más claras que nunca, concretas, directas, precisas, casi palpables. Hay épocas en las que uno está perdido, no sabe a dónde va, y de repente, un pequeño acontecimiento, un detalle, una mirada o la lectura de un libro te enseña el camino que estabas a punto de perder.  Embriaguez, intensificación del sentimiento de poder…grandes palabras que golpeaban su cerebro con un martillo le movían. Lo tenía claro, lo que le hacía falta es sentirse Persona, potente, dueño de sí y de todo lo que ve. “Mi psicoanalista dice que no podré dominar el mundo… ingenuo esclavo…”.

     Aquí. Es el lugar perfecto. “Ven perrito, ven aquí”, sacó el trozo de carne cruda de la bolsa y se lo ofreció. El perro vagabundo aceptó sin trámites. “Qué poco necesitas para coger confianza amigo….” pensó. Le acarició la cabeza con una mano y con la otra le hizo un suave y lento movimiento con el cuchillo, de oreja a oreja, el animal no tuvo tiempo de reaccionar, el aullido se ahogó entre la sangre y la masa pastosa de la carne medio masticada. “¿Lo entiendes?” le preguntó a la materia sin forma que yacía en el suelo, en medio de un charco oscuro.  El cuchillo que limpió con su camiseta y dejó cuidadosamente al lado del cadáver reflejaba la luz de la farola y el brillo insano en sus ojos. Las manos temblaban, llenas de sangre, se las llevó a la cara escondiendo los dientes, su cuerpo se estremecía, se quedó así unos minutos, en silencio. Excitación. Adrenalina. Poder.  Levantó la vista, y mirando al cielo con la inocente sonrisa de un niño, pensó: “¿lo entiendes ahora?”.

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