martes, 5 de julio de 2011

Things behind the sun

   Hace mucho sol y llueve. Pequeñas gotas de cera caen desde el infinito. Resulta tan atractiva la luz…Se derretirán las alas. Es cuestión de tiempo.

lunes, 20 de junio de 2011

Quién es quién

     Cerró el libro y se quedó mirando al techo. Automáticamente lo dejó en la mesita de noche, encima del informe médico: “trastorno de ideas delirantes persistentes sin especificación…Manía sin síntomas psicóticos…Trastorno no orgánico del ciclo sueño-vigilia…Sonambulismo....”. Bah… qué sabrán ellos, soy normal, no estoy enfermo.
     Las ideas eran más claras que nunca, concretas, directas, precisas, casi palpables. Hay épocas en las que uno está perdido, no sabe a dónde va, y de repente, un pequeño acontecimiento, un detalle, una mirada o la lectura de un libro te enseña el camino que estabas a punto de perder.  Embriaguez, intensificación del sentimiento de poder…grandes palabras que golpeaban su cerebro con un martillo le movían. Lo tenía claro, lo que le hacía falta es sentirse Persona, potente, dueño de sí y de todo lo que ve. “Mi psicoanalista dice que no podré dominar el mundo… ingenuo esclavo…”.

     Aquí. Es el lugar perfecto. “Ven perrito, ven aquí”, sacó el trozo de carne cruda de la bolsa y se lo ofreció. El perro vagabundo aceptó sin trámites. “Qué poco necesitas para coger confianza amigo….” pensó. Le acarició la cabeza con una mano y con la otra le hizo un suave y lento movimiento con el cuchillo, de oreja a oreja, el animal no tuvo tiempo de reaccionar, el aullido se ahogó entre la sangre y la masa pastosa de la carne medio masticada. “¿Lo entiendes?” le preguntó a la materia sin forma que yacía en el suelo, en medio de un charco oscuro.  El cuchillo que limpió con su camiseta y dejó cuidadosamente al lado del cadáver reflejaba la luz de la farola y el brillo insano en sus ojos. Las manos temblaban, llenas de sangre, se las llevó a la cara escondiendo los dientes, su cuerpo se estremecía, se quedó así unos minutos, en silencio. Excitación. Adrenalina. Poder.  Levantó la vista, y mirando al cielo con la inocente sonrisa de un niño, pensó: “¿lo entiendes ahora?”.

sábado, 18 de junio de 2011

Fuera de control

Las cosas se me van de las manos. Quise llenar de contenido los conceptos y perdí la fé en la palabra. Quise escribirte una carta y te escribí un libro. Anoche fuí a por un vaso de agua y acabé en la playa. Las cosas se me van de las manos. Bajaré a por tabaco, espero no acabar en tu cama.

viernes, 10 de junio de 2011

Por un momento pensé que no pensaba.

"¿ Quién me dice que el ángulo bajo el cual se presenta esta idea, lo que el espíritu ama en los ojos de esta mujer, no es precisamente aquello que enlaza a su sueño y la encadena a datos que ha perdido?"


Ramón Gómez de la Serna.

-Buenos días ¿Qué van a tomar?
-Hola, yo tomaré un café solo y aquí la señorita…un zumo de naranja, ¿y se lo podría echar directamente a la cara, por favor?

jueves, 9 de junio de 2011

El silencio no existe

    Acuéstate y escucha las palabras que jamás pronunciaré. El silencio no existe. Las pestañas rozando las cuerdas de la guitarra emiten la melodía más bella que tus dedos puedan imaginar. A pesar de que la clave de Sol resultó ser incorrecta sigues con tu “Solo” en Re Mayor, ante un pentagrama vacío que nadie puede rellenar, improvisando. En la intimidad los sonidos resultan diferentes. Solo escucha a aquella persona que no tiene nada que decirte. El humo del tabaco humedece los ojos. Otra calada. Esperas una frase que  podría cambiar tu pequeño gran mundo, tu aparente Cielo de día o tu abrasador Infierno de noche.  Diálogo anhelado que jamás será. Su ser se esfuma ante la evidente incompatibilidad. Otros labios mirándote, te dirán con los ojos lo que necesitas sentir.

Agricultor en Nueva York

Sembraba su amor el sábado por la noche y rezaba el domingo para que se perdiera la cosecha.

martes, 7 de junio de 2011

Ego S.A

  Res extensa - 60 kg, alma - 21 gr. Inteligencia artificial y paranoica -  no tiene peso. 

    Extremadamente calculadora y fría como los inviernos de Siberia. Mi lema  es “si sabes cómo, puedes” y el pensamiento por antonomasia  “¿y a quién le importa?”. Fuerte instinto de conservación y personalidad camaleónica como atributos.
     Mi espacio onírico está sin construir, en cuanto se acaben los exámenes pondré manos a la obra. Antes de dormir procedo con  mi ritual de reconocimiento metafísico casero, para asegurarme que mi salud mental sigue contagiada por el virus del pesimismo, yo diría que un pesimismo optimista, el vaso está medio vacío pero de champán. Salud es cuando cada día te duele algo distinto. Por ejemplo hoy  siento un dolor agudo en la conciencia, eso que está entre el pensamiento y el entendimiento. Nauseas. Creo que empiezo a entender a Sartre. Necesitaría una limpieza mental, pero aún no han inventado el lugar al cual acudir, la humanidad está demasiado ocupada imprimiendo dinero y conquistando el espacio. ¿No se dan cuenta que los que nacieron para arrastrarse no pueden volar?...

   Nunca salgo de casa sin una máscara, hace demasiada sinceridad en la calle. Encerrada, alienada y siempre con un cartelito de “no molestar”, a pesar de que de mi actitud impulsiva de primero-hago-luego-pienso-y-no-siempre  derive lo contrario, recorro las mismas calles todos los días en busca de algo que sé que no voy a encontrar. ¿Irracional? Naturalmente.

    Ante la maldita pregunta “¿qué tal?” sólo puedo expresar un asombro que roza la inquietud y  siempre respondo igual: BIEN. Mentira. ¿Y a quién le importa? La gente quizá nunca comprenda nada, pero tampoco podrá negarlo. Cuando escucho “pero dime la verdad” enseguida pienso que ahora voy a tener que mentir.  Mentir en nombre de la salvación.

    Mientras los guionistas de mi vida fuman en el pasillo, yo, con el lápiz en una mano y el cigarrillo en la otra, delante de una hoja en blanco, trato de cubrir  con un velo transparente las imperfecciones de mi vida,  que no se vean. ¿Inútil? Tengo mis dudas.  La imaginación tiene límite asique me quedo con la estupidez  que además tiene un cierto encanto del que la ignorancia carece, por lo tanto sólo me queda representar lo que otros ya han visto.

      A pesar de que mis demencias suelen tener nombre, apellidos y ojos oscuros, el pronombre “Tú” brilla por su ausencia, mientras que el eterno “Vosotros” es el culpable de que me muerda las uñas. La gente viaja, se enamora, es feliz  y yo…puedo dibujarles un pato, ¿quieren?  Mi corazón está demasiado ocupado haciendo llegar la sangre al cerebro. Casi que lo prefiero. Aprendí a conformarme con la espontaneidad del momento,  aunque me preocupa un poco que en la posición horizontal el cerebro esté a la misma altura que el resto de los órganos.

     Me asusta el paso de los años, lástima que no podamos parar el tiempo, la industria de relojería no nos lo consentiría. Me muevo dentro de un “feliz” laberinto de incomprensión en el que está prohibido perderse. La ilusión de libertad continuará mientras sea rentable dicha ilusión. Cuando sea muy cara de mantener, bajarán el escenario, cerraran las cortinas y sacarán las sillas, y podé ver el agujero en la pared del teatro.

       Estoy segura de que la vida es demasiado corta como para perder el tiempo sacando el pen drive de forma correcta, cruzando sólo en verde y que la pérdida de las ilusiones es en realidad un beneficio. Creo firmemente en que usando ropa adecuada el papel se representará solo, que el surrealismo  es la forma de arte por excelencia (“El paraguas y la máquina de coser harán el amor en la mesa de disección" … ¿no es maravilloso?) que los mayores errores del mundo se cometen tras la frase  ”créeme, será lo mejor” y los grandes descubrimientos después de “WTF...venga, vamos a intentarlo”. 

      Mis bloqueos mentales son tan frecuentes como ciertos procesos biológicos mensuales, durante unos días y con síntomas similares, un sollozo nihilista es la causa de manifestaciones de desesperación, angustia y  delirio, como este texto, comprensible sólo para mí. Un cadáver exquisito, producto de mis trastornos de personalidad. Parece que hoy es uno de esos días. Si me necesitan estaré en el suelo de mi apartamento con un ataque de ansiedad.

      Filósofa en potencia, una de los pocos que bendice el verbo "pensar" en todas sus conjugaciones, bastante inútil pero a mucha honra. Un Ser Humano más. Yo, yo, yo, definitivamente yo. ¿Y a quién le importa?

lunes, 6 de junio de 2011

End titles, please.


       No era el mejor lugar para morir. ¿Acaso existe? Tumbado en la arena, con los ojos entreabiertos miraba el indiferente vaivén de las olas y dejaba a su conciencia mezclarse con sus susurros.

Los recuerdos, como las gaviotas que observaban desde la altura de su vuelo aquella tarde de verano, lo sobrevolaban y gritaban de rabia e impotencia.
  …Ahí está su padre, en el pasillo, boca abajo y con una botella debajo del sobaco. Nochebuena. Su madre sonreía y escondiendo las lágrimas cortaba el pastel. La luz de dos velas….Y ahí está con su primera chica. Su mirada, asustada y ansiosa. Música.  Los músculos se contraen. Felicidades campeón… Aquella frase de un viejo amigo que jamás comprendió: “Nuestra venganza será vivir”…Demasiados recuerdos. Demasiadas preguntas. Demasiadas horas de espera.

        Se equivocaron. Se equivocaron todos. ¿El bien supremo? ¿Dios? ¿La verdad? …¿Y qué más da todo eso si uno no los quiere? Estamos vivos, es un hecho. ¿No debería ser la primera pregunta de toda reflexión filosófica? Vivir o no vivir. Esa es la cuestión. 

       Será verdad eso de que sobrevive el más fuerte, el que es capaz de llevar el pesado tatuaje de la existencia, sin hacerse demasiadas preguntas y respondiendo a las que le surjan. Él no fue capaz, no superó la prueba y como a muchos otros el peso de la razón le llevó a un lugar alejado, con cincuenta y seis cápsulas de Prozac y una pequeña cantimplora de whiskey. 

      Todo está en las manos del hombre, por eso hay que lavárselas más a menudo.

      La marea subía pero no tenía ni fuerzas ni motivos para moverse. Nauseas.  Un minuto más y no se diferenciará el líquido espumoso que se escapaba por el filo de su boca, de la espuma del mar blanca y salada como las lágrimas que no llegaron a derramarse.

viernes, 27 de mayo de 2011

El sujeto no es el artista, es el proceso







                                                                                             
                                                                      
                                                                                   
                                  

jueves, 19 de mayo de 2011

No os oigo, está demasiado oscuro.

 Esto ya ha pasado. Lo odio. Sí, es lo sencillo, sí, es lo cotidiano. Realmente mal. Todo se paga. Todo se vende. La piel duele en  el lugar de los presuntos cortes, los dientes apretados no dejan escapar el grito  desesperado de mi ser. No me siento.
    La verdad, el bien, la belleza, son los protagonistas muertos de los libros. El pronombre "Yo" se pierde en el contexto de la prosa amarilla de la existencia, una triste y estúpida broma, un juguete automático. Borrachos y felices le pintamos los labios al espejo. "Sex, drugs & rock´n´roll" glosa tu camiseta, cuando en realidad es "Masturbación, cola cao y Camarón". Puro teatro.
    Realizamos experimentos escandalosos sobre nosotros mismos - rutina. Dependencia de la palabra, del dinero y  patéticas limosnas del sistema de valores humano (demasiado humano quizás) a modo de consuelo. Lágrimas y mocos rosas provocados por el sentimiento pasajero de felicidad-atrificial-y-obligatoria-para-todos. Cállate. No puedes renunciar al sillon cómodo en el que se apoya tu trasero mientras lees esto, tampoco al coche, ni al iphone (por cierto, ¿no te acompleja que tu teléfono sea más listo que tú?), no puedes renunciar a todo el sistema de comodidades que te ha proporcionado el azar. El motor eterno ya está en marcha. El alambre de pinchos no puede tapar el sol. La flor crece sólo cuando se han olvidado de ella o no la tocan. La boca seca. Mañana otra vez apagarán la luz. Esto ya ha pasado.

miércoles, 18 de mayo de 2011

Crítica de la razón etílica.

      Ahí está, sobre la barra del "bar" que si pudiera hablar nos contaría cosas inverosímiles, un vaso. Medio vacío. De contenido dudoso, supuestamente es vodka, aunque en un antro como éste permitid me que lo dude, pero hagamos como sí así fuera. ¿A qué mundo me llevará hoy?... La mitad ingerida empieza hacer efecto, el cargado ambiente ya no resulta tan patético y hostil, los músculos se relajan, los ojos empiezan a brillar, reflexiono...
      El incesante, absurdo y poco coherente soliloquio empieza a derramarse sobre las mentes igual de perturbadas que la mía bajo los efectos del poderoso elixir y mientras analizo con el criterio de conveniencia a los sujetos que me rodean, me encuentro el mismo análisis en las miradas de los demás, quizás aun más descarado que el mío.Sonrisas de complicidad, posturas insinuantes, la representación está en pleno apogeo, es la hora punta y el local está lleno, los actores (malísimos , por cierto) en sus puestos, con sus respectivas máscaras, interpretando el rol de los jueves, a saber: gente intelectualísima, fina y que se cortaría un brazo antes de aceptar una crítica. El monólogo social empieza a segmentarse y entra en escena el poder de convicción y la retórica. El imperativo categórico empieza a tambalearse y el guión se sigue estrictamente. La luz tenue difumina el contorno de las cosas, las caras se ven borrosas, las imperfecciones desaparecen, se hace presente una nueva realidad, la realidad de lo irracional, lo que está por descubrir, lo maravilloso...  Para qué nos vamos a engañar, en cierta medida todos somos egoístas y la carne es débil. Qué poco importan en este momento los complejos, las dudas y el día de mañana, oh, maldito carpe diem...
                                                                               ***

   Supongo que está amaneciendo, me da miedo abrir los ojos porque la conciencia sigue dormida y su despertar causa un dolor más que físico. Poco a poco vuelven las imagenes, resuenan fragmentos de conversaciones, si es que se les puede llamar así, y ,enseguida, quiero olvidarlas.Los sentidos vuelven  a cumplir sus funciones, algunos más que otros, el ojo-demiurgo observa horrorizado al caballero de la triste (y resacosa) figura. En el asiento trasero del coche. En un rincón de los montes de Málaga. Se cierra el telón. Sale el sol.  Bienvenida a la auténtica realidad.